Sal a vivir con ganas

Sonia Aparicio @soniaparicio

Viajé hasta el centro de la Tierra, recorrí las profundidades de los océanos, llegué hasta la Luna y crucé las estepas rusas cuando aún era una niña, gracias a las maravillosas historias de Julio Verne. Yo, que soy trotamundos incansable a través de las páginas de los libros, reconozco que en lo que a viajes se refiere, la realidad casi siempre supera a la ficción. Porque la realidad huele, suena, se ve y se toca; es tangible y sensorial. Por muy ricas y gratificantes que sean nuestras lecturas y nuestra imaginación, nada se parece a la aventura real de viajar. El clímax ya es total cuando realidad y ficción coinciden en tiempo y espacio, y en los aeropuertos o en las estaciones pienso en las vidas y los secretos ajenos, como si mis compañeros de pasaje fuesen personajes de mi propia aventura viajera y literaria.

Arrancado el mes de julio y con el periodo vacacional en el horizonte, nos enfrentamos a la primera gran prueba de fuego de la deseada recuperación. Cuando algunos analistas ya fijan en el segundo semestre de 2021 el inicio del fin de la crisis económica actual, el sector turístico, que supone el 12% del PIB, se sumerge de lleno en su temporada alta no sin el vértigo y la tremenda incertidumbre que en los últimos meses se han instalado en el ánimo general, tras casi cien días de estado de alarma.

No hace falta irse muy lejos para ver los estragos que esta pandemia ha causado en una actividad económica que perdió por completo la temporada de semana santa y no ha podido trasladar su negocio, o al menos parte de él, al entorno digital porque su promesa de marca se cimenta en el disfrute de múltiples experiencias in situ. Todos tenemos cerca bares, restaurantes y hoteles que no han recuperado su actividad al 100%. Algunos negocios, los más pequeños y locales, no han vuelto a abrir, ahogados irremediablemente por el efecto “ingresos cero” del confinamiento.

Somos una de las primeras potencias turísticas del mundo. Y hay que decirlo sin complejos. Miles de kilómetros de costa, un clima privilegiado, una gastronomía única y de primer nivel y una infraestructura hotelera para todos los gustos y bolsillos atraen cada año a millones de personas de muy distinta procedencia, que tras disfrutar de nuestros paraísos y degustar nuestro variado catálogo gastronómico de norte a sur, regresan a casa convencidos —una vez vivida la experiencia— de que Spain is different, uno de nuestros eslóganes más indelebles desde aquella campaña que, en los años 60, mostraba esta piel de toro como un lugar exótico digno de visitar.

Solo Francia se sitúa por delante de España como destino de turistas de todo el mundo. Este año, pensando en nuestra economía, el turismo interior cobra más importancia y sentido que nunca. Busquemos los paraísos que encierra nuestra geografía antes de decidirnos a cruzar fronteras. El sector turístico español nos necesita y ese llamamiento debería calar casi como consigna patriótica, como el “America needs you” del Tío Sam durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta el Govern de la Generalitat catalana, empeñado hasta hace poco en segregar, ha invitado al resto de España a visitar su comunidad: “Mejor con vosotros” y “Cataluña es tu casa” son sus proclamas. Y las han lanzado incluso en castellano.

Hasta nuestro actor más internacional ha puesto su mirada y su talento al servicio del turismo andaluz, su tierra natal: “Sal a vivir con ganas”, dice El Zorro en la campaña de la Consejería. Ganas hay.