Decía Enrique Alcat que todo comunica. Que la transparencia, siempre por delante. Que hay que llegar a los demás a través del corazón y la cabeza. Que entre hablar y callar hay mucha diferencia, aunque no tengas nada que decir. Que hay que ser autocrítico y aprender de los errores, dudar, cuestionarse todo. Que los grandes líderes son proactivos y se anticipan, personas positivas que no piensan en problemas, sino que buscan soluciones. Que solo seremos buenos líderes si somos influyentes…

«Yo también tuve foto con Bill Clinton hace unos meses y sin salir de Madrid… Y gratis total…. pic.twitter.com/m35PDkWAEx» decía Enrique, hace unos días, en su twitter @enriquealcat
Decía Enrique tantas cosas, que es imposible resumirlas todas aquí. Me quedo en mi corazoncito con que “hay que poner corazón, mente y alma en los actos más pequeños”. Como hacías tú. Gracias, Enrique. No me dio tiempo a decírtelo, pero eres una de las personas que más ha influido en mí en el último año. Seguro que tú lo sabías.
Hoy hemos amanecido con la triste noticia de que te has ido. Así, de repente. Tan de repente, que queremos pensar que no es cierto, que no puede ser, que cualquier día vas a contestar los mails pendientes, que esta misma tarde vamos a volver a verte, con tu corbata roja, por los pasillos del IE.
Las personas que influyen y dejan huella nunca mueren. Y tu huella es inmensa. Esa es la verdadera vida eterna.